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Andante in Vita Mayor
No me mueve el platinado destello del metal,
no me llama su sonido,
prefiero el de las cuerdas de un viejo chelo.
Puedo regalarle estremecida mis lágrimas
al halo de la luna,
llevar sus perlas al mejor concierto de cigarras.
Comunicarme con una extinta estrella,
la que elijo, y permito resida en el sur de mi límbico.
Soñar que me espera.
No me mueve el olor de tu papel,
del color que sea
mas reverenciados los ojos
siguen la ondulante danza de las auroras boreales.
Magnético coro de ancestrales cuerdas,
voces en los vórtices de la azul esfera.
Prefiero destellar desnuda.
Ataviarme de cuervo,
de un lustre blanco y negro,
Vestir la espuma y llevar la cola de estela
ya tótem de lince o de ballena,
A tus alas de metal cuelgo torcazas,
leo la oración del viento.
Descifro la alcoba de las nubes.
Mis manos alimentan al Cordero.
Me desnudo ante un río blanco.
Inundada de su frío con aroma a tierra
soy una con el musgo
flotante, esparcida alma en las algas.
Bajo el duro carapacho sin rodeos
me soleo con la tortuga.
No me mueve tu filtro,
tu limpiador de impurezas.
Bebo los minerales
que han dejado las rocas
en los átomos de las piedras.
No me mueve tu metal.
No me deslumbra tu papel.
No me perfora tu poder.
Pacté ilesa con el miedo.
Me mueve la poiesis.
Me deslumbra el deleite.
Me mueve el pecho del amado,
el olor del pan en la hogaza
los vestigios del amor,
el sabor de las lágrimas.
La cúspide del deseo.
El cansancio rendido de la cuesta.
La salpicada sepia de la miel,
las abejas con polen en sus alas...
la gota en la hoja,
el precipicio,
me arrodillo ante
el Abismal y la Muerte.
Apocada y diminuta
caigo ante la vida,
y así vivo muriendo día a día.
No me deslumbras.
No me mueves.
Sobre mí no tienes poder.
Del poemario Tú la Bestia, 2018